Enero 12

¡Bienvenidos a este tiempo especial en la presencia de Dios! Soy Richard Olives de la Fundación Hogares Bethel, y hoy Dios tiene un mensaje poderoso para ti.

Sabes, hace poco me encontré con una familia que había perdido todo en un incendio. Cuando los visité, esperaba encontrar rostros de derrota, pero ¿sabes qué vi? Vi sonrisas. Vi paz. La madre me dijo: «Pastor, perdimos todo, pero no perdimos la esperanza. Sabemos que Dios tiene algo mejor para nosotros.» Esa familia entendió algo fundamental: la esperanza no es un sentimiento pasajero, es un ancla para el alma.

Hoy quiero hablarte sobre la importancia de mantener la esperanza incluso cuando las circunstancias parecen imposibles. En Romanos 15:13, Pablo hace una oración poderosa: «Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.»

¿Te has sentido alguna vez como si estuvieras en un túnel sin salida? Quiero que sepas que Dios no te ha olvidado. Mira a Abraham – tenía 100 años cuando Dios cumplió su promesa. ¡Cien años! Muchos hubieran abandonado la esperanza, pero Abraham se mantuvo firme. Y tú, amigo mío, estás hecho del mismo material.

David enfrentó a Goliat cuando todos los demás temblaban de miedo. ¿Por qué? Porque su esperanza no estaba en sus propias fuerzas, sino en Dios. Y ese mismo Dios está contigo hoy.

En 1981, la madre de un amigo, recibió un diagnóstico de cáncer terminal. Los médicos nos dijeron que nos preparáramos para lo peor. Pero nosotros decidimos aferrarnos a la esperanza. Declaramos con convicción: «¡Seguramente veremos la sanidad de Dios!» Y hoy, más de 40 años después, ella sigue siendo un testimonio viviente del poder de la esperanza.

Quiero que empieces a declarar sobre tu vida: «¡Seguramente veré la bondad de Dios!» No importa si tu cuenta bancaria dice lo contrario, si el reporte médico es desalentador, o si las personas te dicen que es imposible. Tu esperanza no está basada en las circunstancias, está anclada en las promesas de Dios.

Josué y Caleb vieron los mismos gigantes que los otros espías, pero mientras los demás veían problemas, ellos veían promesas. La esperanza te da una perspectiva diferente – te permite ver posibilidades donde otros ven problemas.

Pero déjame advertirte algo: el enemigo intentará robarte la esperanza. Usará el tiempo, las circunstancias adversas, las opiniones negativas. No lo permitas. Cada mañana, antes de revisar tus redes sociales, antes de leer las noticias, declara: «Este es el día que hizo el Señor, y seguramente veré Su bondad.»

Amigo, quiero desafiarte hoy. En esta semana, cada vez que enfrentes una situación difícil, en lugar de quejarte, declara: «Seguramente Dios tiene algo mejor para mí.» Cuando los pensamientos negativos lleguen, responde: «Seguramente veré el cumplimiento de las promesas de Dios.»

Si mantienes viva la esperanza, si te niegas a rendirte, si sigues creyendo incluso cuando no ves el camino, te prometo que Dios honrará tu fe. Él abrirá puertas que nadie puede cerrar. Él convertirá tus valles de lágrimas en manantiales de bendición.

Recuerda: la esperanza no es un deseo débil – es una expectativa firme de que Dios cumplirá Sus promesas. Y hoy, en el nombre de Jesús, declaro sobre tu vida que abundarás en esperanza por el poder del Espíritu Santo. ¡Lo mejor está por venir!

Dios te habla!

Amado hijo, hoy quiero hablarte directo a tu corazón sobre la esperanza.

En los momentos cuando sientes que todo está perdido, cuando las circunstancias te abruman y el futuro parece incierto, quiero que sepas que estoy contigo. Yo nunca te he abandonado ni te abandonaré.

Así como sostuve a Abraham en su larga espera, a David frente a sus gigantes, y a tantos otros que han puesto su confianza en mí, también te sostengo a ti. Cada lágrima tuya la guardo, cada suspiro lo escucho, cada momento de duda lo comprendo.

La esperanza que te doy no es como la del mundo – es una esperanza que trasciende las circunstancias. Es un ancla para tu alma en medio de la tormenta. Cuando todo parece imposible, recuerda: para mí, nada es imposible.

Hijo mío, no temas. Tu esperanza no está fundamentada en tus fuerzas, sino en mi fidelidad. Aun cuando no puedas ver el camino, yo estoy trazándolo para ti.

Pregúntate reflexivamente:

• ¿Estoy permitiendo que las circunstancias determinen mi nivel de esperanza?
• ¿En qué áreas de mi vida necesito renovar mi esperanza?
• ¿Estoy compartiendo esta esperanza con otros que la necesitan?

INVITACIÓN A COMPARTIR: Este mensaje de esperanza puede ser exactamente lo que alguien necesita escuchar hoy. Te animo a compartirlo en tus redes sociales y grupos de WhatsApp. A veces, un simple mensaje puede ser el instrumento que Dios use para renovar la esperanza en el corazón de alguien más.

Recuerda: al compartir este mensaje, te conviertes en un portador de esperanza. Nunca sabes quién está atravesando un momento difícil y necesita estas palabras de aliento. Como dice la Escritura, somos llamados a consolar a otros con el consuelo que hemos recibido.

Comparte este mensaje y sé parte del plan de Dios para llevar esperanza a un mundo que tanto la necesita.

Siembra en el Reino:

Amados hermanos, antes de concluir este tiempo especial, quiero recordarles la importancia de sembrar en el Reino de Dios. La Fundación Hogares Bethel está transformando vidas y llevando esperanza a quienes más lo necesitan. Tu siembra permite que este mensaje de esperanza llegue a más corazones necesitados. Si sientes el llamado a ser parte de esta obra, puedes encontrar los detalles para tu ofrenda en www.fundacionhogaresbethel.org o www.godrecovery.org.

ORACIÓN: Padre Amado, Venimos ante tu presencia con corazones agradecidos. Gracias porque tu esperanza nunca falla, porque tus promesas son sí y amén. Hoy te pedimos que fortalezcas la esperanza en cada corazón que está escuchando.

Señor, hay quienes están atravesando valles oscuros, quienes sienten que han perdido el rumbo. Tócalos con tu amor. Recuérdales que tú eres el Dios de lo imposible, el que hace florecer el desierto.

Por aquellos que están sembrando en este ministerio, declaramos multiplicación. Que cada semilla plantada produzca una cosecha abundante en sus vidas. Ábreles las ventanas de los cielos, derrama bendiciones hasta que sobreabunde.

Y por aquellos que desean sembrar pero no pueden en este momento, te pedimos provisión. Que vean tu fidelidad manifestada en formas inesperadas. Que sepan que son igualmente amados y valorados.

Nos despedimos declarando que la esperanza florecerá en cada situación. Declaramos que veremos tu bondad en la tierra de los vivientes. Que cada persona que ha recibido este mensaje sea un faro de esperanza para otros.

En el nombre poderoso de Jesús, Amén.

Me despido con gozo, sabiendo que el Dios de la esperanza está obrando en sus vidas. ¡Hasta mañana! Recuerden: no importa qué tan oscura sea la noche, la esperanza en Dios siempre trae un nuevo amanecer. ¡Dios los bendiga abundantemente!

¡Victoria! ¡Esperanza! ¡Restauración! ¡Estas palabras son para ti! ¡Ve y sé luz en medio de la oscuridad!