Febrero 4
Bendiciones, queridos amigos. Soy Richard Olives de la Fundación Hogares Bethel, y hoy quiero compartir contigo un mensaje que cambiará tu perspectiva sobre los momentos difíciles que estás atravesando.
¿Sabes? Hace poco conocí a un joven empresario que lo había perdido todo. Su negocio quebró, su familia lo abandonó, y terminó viviendo en su auto. Pero cada mañana, se miraba al espejo y se decía: «Dios tiene un propósito en esto». Hoy, ese mismo hombre dirige una de las organizaciones benéficas más grandes de su ciudad. Su historia me recuerda mucho a José.
El tema de hoy nos habla precisamente de José en la cárcel, donde dice Génesis 39:20-22: «Mientras José estuvo en la cárcel, el Señor estuvo con él y le mostró su bondad». ¿No es extraordinario? En el lugar más oscuro, en el momento más difícil, Dios estaba trabajando.
Amigo, amiga que me escuchas, quizás hoy te sientes como José: injustamente acusado, abandonado, encerrado en una situación que parece no tener salida. Pero déjame decirte algo: Dios está contigo en tu cárcel personal. Esas paredes que hoy te rodean no son tu destino final, son tu sala de entrenamiento.
Mira, cuando José estaba en prisión, podría haberse amargado, podría haberse quejado, podría haberse rendido. Pero en lugar de eso, ¿qué hizo? Comenzó a servir. Comenzó a ayudar. Comenzó a ser una bendición incluso en sus circunstancias más oscuras. Y eso es exactamente lo que Dios está esperando de ti.
La Biblia nos muestra que José no solo sobrevivió a la prisión, ¡prosperó en ella! El texto dice que «le concedió el favor del jefe de la cárcel». Amigo, cuando Dios está contigo, puede hacer que encuentres favor incluso en el valle más profundo.
¿Sabes por qué muchas personas se quedan estancadas en sus problemas? Porque están esperando que las circunstancias cambien antes de cambiar su actitud. Pero José nos enseña lo contrario: él cambió su actitud mientras estaba en las circunstancias, y eso fue lo que eventualmente cambió sus circunstancias.
Permíteme darte tres principios prácticos que podemos aprender de José:
Primero, mantén tu integridad cuando nadie te está mirando. José sirvió con excelencia incluso en la cárcel.
Segundo, sigue bendiciendo a otros incluso en tu dolor. José ayudó a interpretar sueños cuando él mismo estaba viviendo una pesadilla.
Tercero, confía en el tiempo de Dios. Tu prisión actual puede ser la preparación para tu palacio futuro.
Pero debo advertirte: habrá momentos en que te sentirás tentado a renunciar, a bajar tus estándares, a dejar de creer. En esos momentos, recuerda a José. Él estuvo años en esa prisión, pero cada día era un día más cerca de su destino.
Amigo, hoy quiero desafiarte: En lugar de preguntarte «¿Por qué me está pasando esto?», comienza a preguntarte «¿Qué quieres enseñarme con esto, Dios?». Tus problemas no son tu prisión, son tu preparación.
Y aquí está mi promesa para ti, basada en la Palabra de Dios: Si mantienes tu integridad como José, si sigues sirviendo como José, si sigues confiando como José, llegará el día en que mirarás hacia atrás y entenderás que cada prueba era un peldaño hacia tu destino.
Tu prisión no es tu conclusión; es tu preparación. Dios no te ha olvidado. Él está contigo, así como estuvo con José, y está preparando algo más grande de lo que puedes imaginar. Mantén tu fe firme, mantén tu integridad intacta, y sigue sirviendo. Tu momento de elevación está más cerca de lo que piensas.
¡Comparte esta reflexión!
Queridos amigos,
Les invito a compartir este mensaje de esperanza y transformación. En un mundo donde tantas personas atraviesan momentos difíciles, esta reflexión sobre José puede ser exactamente lo que alguien necesita escuchar hoy. Compártelo en tus grupos de WhatsApp, en tus redes sociales, con tu familia y amigos. Nunca sabes quién está pasando por su propia «prisión» y necesita estas palabras de aliento.
DIOS TE HABLA HOY:
«Mi amado hijo, mi amada hija:
Veo tus lágrimas en silencio. Veo cuando te preguntas ‘¿por qué yo?’. Veo cuando sientes que nadie entiende tu dolor. Así como estuve con José en esa celda oscura, estoy contigo ahora mismo.
No permitas que las circunstancias actuales te hagan dudar de mis promesas. Cada prueba que enfrentas tiene mi firma, cada obstáculo es una oportunidad para que crezcas más fuerte. No te he abandonado – estoy trabajando en ti y a través de ti.
Cuando te sientas solo, recuerda: José también se sintió solo, pero yo nunca lo dejé. Cuando sientas que has sido traicionado, recuerda: José también fue traicionado, pero yo convertí esa traición en triunfo. Cuando sientas que tus sueños están muriendo, recuerda: los sueños que yo planto no mueren, solo maduran.
Tu ‘prisión’ actual no es tu destino final – es tu sala de preparación. Estoy desarrollando en ti el carácter que necesitarás para el destino que te he preparado. Confía en mi tiempo Confía en mi proceso.
Te estoy preparando para algo más grande de lo que puedes imaginar. Cada ‘no’ que has enfrentado, cada puerta que se ha cerrado, cada rechazo que has experimentado – todo está trabajando para tu bien, porque te amo y porque has sido llamado conforme a mi propósito.
Mantén tu integridad. Sigue sirviendo. Sigue amando. Sigue creyendo. Tu historia, como la de José, será un testimonio de mi fidelidad.»
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:
- ¿Qué «prisión» estás enfrentando hoy en tu vida?
- ¿Cómo has estado respondiendo a tus pruebas? ¿Con amargura o con esperanza?
- ¿De qué manera puedes servir a otros incluso en medio de tus propias dificultades?
- ¿Qué cualidades de carácter crees que Dios está desarrollando en ti a través de esta situación?
- ¿Estás dispuesto a confiar en el tiempo de Dios, incluso cuando no puedes ver el panorama completo?
Toma un momento para meditar en estas preguntas. Permite que el Espíritu Santo te hable al corazón y te muestre el propósito detrás de tu prueba actual.
Amados hermanos,
Así como José fue fiel en administrar los recursos en la prisión, hoy tienes la oportunidad de ser parte de una obra mayor. Tu siembra en este ministerio es como el grano que José almacenó – no solo bendice hoy, sino que prepara provisión para el futuro. Cuando siembras en la obra de Dios, estás participando en la transformación de vidas, tal como José transformó vidas desde su lugar de prueba.
Los invito a sembrar con amor en la Fundación Hogares Bethel a través de www.fundacionhogaresbethel.org o www.godrecovery.org. Recuerda que así como Dios fue fiel con José, será fiel contigo en multiplicar tu siembra.
ORACIÓN: «Padre Celestial,
Nos postramos ante ti hoy, reconociendo que, como José, podemos estar atravesando nuestras propias prisiones. Algunos de nosotros enfrentamos situaciones que parecen no tener salida, acusaciones injustas, traiciones o abandonos.
Señor, así como estuviste con José en la cárcel, te pedimos que nos hagas sentir tu presencia en medio de nuestras pruebas. Danos la fortaleza para mantener nuestra integridad aun cuando nadie nos esté viendo. Ayúdanos a servir a otros incluso en medio de nuestro dolor.
Declaramos que nuestras circunstancias actuales no son nuestro destino final. Creemos que, como con José, estás desarrollando nuestro carácter para el propósito que tienes preparado.
Padre, te pedimos especialmente por cada persona luchando contra las adicciones. Que como José en la prisión, puedan experimentar tu presencia transformadora en su proceso de recuperación. Rompe las cadenas de la adicción y restaura sus vidas completamente.
Señor, bendice abundantemente a cada persona que siembra en este ministerio. Multiplica sus recursos como multiplicaste el grano en Egipto. Para aquellos que desean sembrar pero no pueden por ahora, provee para sus necesidades y ábreles puertas de bendición.
Declaro que, así como el Señor estuvo con José en la cárcel, está contigo hoy. Declaro que tus pruebas se convertirán en testimonios. Declaro que lo que el enemigo planeó para mal, Dios lo transformará en bien. Declaro que saldrás de tu «prisión» con un carácter fortalecido y un propósito claro.
Que la paz del Señor que sobrepasa todo entendimiento guarde sus corazones y sus mentes. Nos vemos mañana para seguir creciendo juntos en la presencia del Señor.
Con amor en Cristo, Richard Olives Fundación Hogares Bethel
