TEMA DE HOY:  LAS CICATRICES QUE NOS PREPARAN PARA UN PROPÓSITO MAYOR

Enero 27

¡Bendiciones abundantes, preciosa familia! Soy Richard Olives de la Fundación Hogares Bethel, y hoy Dios me ha dado un mensaje especial para ti, un mensaje que transformará la manera en que ves tus heridas y cicatrices del pasado.

Permíteme comenzar compartiendo una historia que tocó profundamente mi corazón. Hace poco conocí a una mujer llamada María. Ella había pasado por un divorcio doloroso que la dejó devastada emocionalmente. Durante años, cargó con la vergüenza y el dolor de ese fracaso, pensando que Dios ya no podría usarla. Sus heridas eran tan profundas que ni siquiera quería entrar a una iglesia. Pero un día, algo extraordinario sucedió. En medio de su dolor, escuchó el llamado suave pero firme de Dios. Hoy, María lidera un ministerio que ayuda a mujeres que han pasado por situaciones similares. Sus cicatrices se convirtieron en su testimonio más poderoso.

Nuestro versículo fundamental hoy viene de Jeremías 30:17: «Porque yo haré que seáis sanados y os sanaré de vuestras heridas, dice el Señor.» Observa algo poderoso aquí: Dios no dice «tal vez» o «posiblemente». Él declara con autoridad «YO HARÉ». Es una promesa irrevocable del Creador del universo.

Amado, amada que me escuchas, quizás hoy te encuentras luchando con las consecuencias de decisiones pasadas. Tal vez sientes que tus errores son demasiado grandes, que has defraudado a demasiadas personas, que has caído demasiadas veces. El enemigo quiere mantenerte enfocado en esas heridas, susurrándote que no mereces una segunda oportunidad. Pero déjame decirte algo: esas mismas heridas que el enemigo quiere usar para destruirte, Dios las usará para construir tu testimonio.

En la Biblia, encontramos ejemplos asombrosos de cómo Dios usa nuestras cicatrices:

Mira a Moisés – un hombre que cometió homicidio, huyó como un cobarde, y tenía problemas para hablar. Dios lo convirtió en el libertador de una nación.

Considera a David – cometió adulterio y asesinato, pero Dios lo transformó en un hombre conforme a Su corazón.

Piensa en Pedro – negó a Jesús tres veces, pero esas mismas cicatrices de vergüenza lo convirtieron en una roca de fe inquebrantable.

Pablo escribió en 2 Corintios 1:4 que Dios «nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.» ¿Ves el patrón divino? Tu dolor tiene un propósito. Tus heridas se convertirán en fuentes de sanidad para otros.

Cuando Jesús resucitó, mantuvo sus cicatrices. ¿Por qué? Porque esas marcas eran el testimonio de Su victoria. De la misma manera, tus cicatrices no son señales de derrota, son medallas de honor que muestran cómo Dios te ha sostenido y transformado.

Permíteme ser específico contigo:

  • Esa adicción que superaste te da autoridad para ministrar a otros que están luchando.
  • Ese fracaso financiero que atravesaste te permite entender y guiar a otros en momentos de crisis.
  • Esa depresión que venciste te capacita para reconocer y ayudar a quienes están en oscuridad.
  • Ese matrimonio restaurado te convierte en un faro de esperanza para parejas en crisis.

Isaías 61:3 dice que Dios nos da «belleza en lugar de cenizas». Observa algo poderoso: Dios no elimina las cenizas, las transforma en algo hermoso. Tus cicatrices son el lienzo donde Dios pinta Su obra maestra de redención.

Te desafío hoy:

  1. Deja de esconder tus cicatrices – son tu testimonio de la fidelidad de Dios.
  2. Comienza a ver tus heridas pasadas como credenciales para el ministerio.
  3. Usa tu historia para inspirar esperanza en otros.
  4. Permite que Dios transforme tu dolor en propósito.

Declara conmigo estas verdades poderosas:

«Mis cicatrices cuentan una historia de redención. Donde el enemigo intentó destruirme, Dios me restauró. Mi pasado no me descalifica; me prepara para mi propósito. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó. ¡Mi mejor temporada apenas comienza!»

Recuerda: El mismo Dios que te sostuvo en el valle, te está preparando para la cima de la montaña. Tus heridas no son tu identidad; son tu plataforma para mostrar la gloria de Dios. Cuando el enemigo te señale tus cicatrices, recuérdale que son prueba de que la sanidad de Dios es real.

Y si hoy te sientes todavía en medio del proceso de sanidad, aférrate a esta verdad: el Dios que comenzó la buena obra en ti, es fiel para completarla. Tus heridas actuales son el escenario perfecto para tu próximo milagro.

¡Dios te bendiga abundantemente! No olvides: tus cicatrices no son tu final, son apenas el comienzo de tu testimonio más poderoso. ¡Lo mejor está por venir!

Comparte

Este mensaje es una luz de esperanza que necesita ser compartida. Si este devocional ha tocado tu corazón, no lo guardes solo para ti. Compártelo en tus redes sociales, grupos de WhatsApp y con tus seres queridos. Cada persona que lo lea puede estar atravesando un momento difícil donde necesita escuchar que sus cicatrices tienen propósito. Tu acto de compartir puede ser el instrumento que Dios use para transformar una vida hoy.

Dios te habla:

«Amado hijo, amada hija, He visto cada lágrima que has derramado, cada noche de dolor, cada momento en que has querido rendirte. Esas cicatrices que tanto te avergüenzan, Yo las conozco una por una. Las he permitido no para castigarte, sino para prepararte. Cuando el enemigo te señala tus heridas, Yo veo testimonios de victoria. No te traje hasta aquí para abandonarte. Cada cicatriz es una prueba de Mi fidelidad, cada marca es un recordatorio de Mi amor. Confía en Mí. Estoy transformando tu dolor en propósito, tus heridas en ministerio. Te he elegido, con tus cicatrices y todo, para mostrar Mi gloria. No temas. Estoy contigo.»

Preguntas para Reflexionar:

  • ¿Qué cicatrices estoy tratando de esconder en lugar de usar para la gloria de Dios?
  • ¿Cómo pueden mis heridas pasadas ayudar a otros en su camino?
  • ¿Estoy permitiendo que mis cicatrices me definan o que me refinen?
  • ¿De qué manera puedo comenzar a ver mis experiencias dolorosas como preparación para mi propósito?

Ofrenda:

Tu siembra en este ministerio es una inversión en la transformación de vidas. A través de Fundación Hogares Bethel y God Recovery, tu ofrenda ayuda a que personas heridas encuentren sanidad y propósito. Puedes sembrar visitando www.fundacionhogaresbethel.org o www.godrecovery.org.

Oración sobre las Cicatrices que Sanan:

«Padre Celestial, Venimos ante ti con nuestras cicatrices expuestas, reconociendo que cada una cuenta una historia de Tu fidelidad. Te agradecemos porque donde el enemigo quiso destruirnos, Tú nos restauraste. Transforma nuestras heridas en testimonios vivos de Tu poder. Usa nuestro dolor pasado para traer esperanza a otros.

Señor, te pedimos especialmente por cada persona luchando con adicciones. Que vean más allá de sus heridas actuales y encuentren Tu poder sanador. Rompe las cadenas de la adicción y restaura vidas completas.

Bendice a cada persona que siembra en este ministerio. Multiplica su ofrenda y que vean Tu provisión manifestada. Para aquellos que desean ofrendar, pero no pueden ahora, abre puertas de provisión y bendición.

Declaramos que nuestras cicatrices son señales de victoria, no de derrota. Somos más que vencedores por medio de Tu amor.

En el nombre de Jesús, Amén.»

Despedida:

Me despido declarando que tus cicatrices son el comienzo de tu testimonio más poderoso. Que Dios transforme cada herida en victoria y cada dolor en propósito. ¡Hasta mañana, familia! Recuerden: sus mejores días están por delante.

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