Dios, concédenos la serenidad para aceptar Todo lo que no podemos cambiar, Valor para cambiar lo que podemos, Y la sabiduría para reconocer la diferencia.
Cuando repito muchas veces la Oración de la Serenidad, a veces puedo decir las palabras sin pensar realmente en lo que significan, como si las estuviera diciendo por decir. Eso haría que pierda el poder que tiene una de las herramientas más importantes de Al-Anon. Pero si me detengo a pensar en lo que cada frase significa mientras la digo, podré entender mejor y darme cuenta de la diferencia entre lo que puedo cambiar y lo que no puedo cambiar.
La oración comienza recordándome que hay cosas en mi vida que no puedo cambiar, y mi paz depende de aceptar esas cosas. Cuanto más intente luchar contra lo que no puedo cambiar, más me va a molestar. El «valor para cambiar lo que sí puedo cambiar» me da libertad para actuar en las áreas de mi vida donde puedo hacer algo al respecto.
Para recordar hoy:
La Oración de la Serenidad me sugiere pedirle a Dios el «valor para cambiar lo que sí puedo cambiar.» La palabra importante aquí es «cosas», no «personas». Es cierto que puedo mejorar mi vida, pero solo lo lograré si trabajo en cambiar mis actitudes y acciones.
«En cualquier problema, grande o pequeño, la Oración de la Serenidad me ayudará si me mantengo consciente de lo que significa cada vez que la diga.»
Dios te habla!
Hijo(a) mío(a),
Sé que muchas veces te encuentras en medio de situaciones que parecen abrumadoras, y es natural que quieras controlar todo lo que sucede a tu alrededor. Pero quiero recordarte algo importante: no todo está bajo tu control. Hay cosas que no puedes cambiar, y luchar contra ellas solo te agotará. Mi deseo es que encuentres paz en medio de esas situaciones. Esa paz se alcanza cuando aprendes a aceptar lo que no puedes modificar.
Te he dado una herramienta poderosa: la Oración de la Serenidad. No quiero que solo la repitas sin pensar, como si fueran simples palabras. Quiero que entiendas el poder que hay en cada frase. Cuando dices «Dame la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar», me estás pidiendo que te dé la paz para soltar aquellas cosas que están fuera de tu alcance. Quiero que descanses en mí, confiando en que yo tengo el control de todo lo que no puedes manejar.
Cuando me pides «el valor para cambiar lo que sí puedo cambiar», te estoy invitando a actuar. Hay aspectos de tu vida en los que te he dado la capacidad de intervenir: tus actitudes, tus decisiones, la forma en que respondes a los demás. Ahí es donde quiero que pongas tu energía. No en cambiar a las personas o en tratar de controlar las circunstancias, sino en trabajar en ti mismo(a), en mejorar lo que sí está bajo tu cuidado. Esa es la verdadera libertad.
Recuerda que no estás solo(a). Cuando sientas que no sabes qué cambiar o qué aceptar, yo estoy aquí, listo para guiarte. Pide sabiduría y te la daré. No quiero que lleves cargas que no te corresponden, ni que te desgastes luchando con lo imposible. Mi paz está disponible para ti, pero debes aprender a distinguir la diferencia entre lo que puedes cambiar y lo que debes dejar en mis manos.
Así que hoy, hijo(a), confía en mí. Acepta con serenidad lo que no puedes cambiar, actúa con valentía donde sí puedes, y deja que yo te muestre el camino. Todo lo demás, déjalo en mis manos, porque yo cuido de ti.
Con todo mi amor,
Tu Padre Celestial.
Afirmación para hoy
«Hoy acepto con paz lo que no puedo cambiar y me enfoco en transformar lo que está a mi alcance, confiando en que Dios tiene el control de todo lo demás.»
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