NO SÓLO UNA MOTIVACIÓN PARA CRECER

Meditación Diaria De Fundación Hogares Bethel      

(Inspirado en el SOLO POR HOY de Narcóticos Anónimos)

SOLO POR HOY

A veces, el sufrimiento parece algo que solo queremos evitar. Nadie quiere pasar por el dolor, y cuando lo sentimos, parece que no tiene sentido. Pero si lo pensamos bien, el dolor tiene un propósito. Así como el dolor físico nos alerta de un daño en el cuerpo, el dolor emocional nos avisa cuando algo no está bien en nuestra vida. Nos enseña a parar, a reflexionar y a buscar un cambio. Además, nos recuerda que podemos sentir alegría, porque sin dolor, no podríamos valorar la dicha. Solo por hoy, aceptaré que el dolor es parte de mi camino, sabiendo que también vendrán momentos de paz y felicidad.


Consejería terapéutica

Cuando hablamos de dolor emocional, es natural querer evitarlo. Sin embargo, el sufrimiento es una señal que nos indica que algo en nuestra vida no está funcionando como debería. Tal como el dolor físico nos alerta de un daño en el cuerpo, el dolor emocional nos hace ver que necesitamos hacer ajustes para sanar. En terapia, trabajamos para comprender estas señales, enfrentarlas y transformarlas en oportunidades de crecimiento. No se trata de sufrir por sufrir, sino de aprender a manejar lo que sentimos, a aceptar que el malestar tiene un propósito y que, con el tiempo, podemos volver a experimentar momentos de bienestar y alegría. Lo importante es no ignorar el dolor, sino usarlo como una herramienta para mejorar nuestra vida emocional.


Consejería espiritual

El sufrimiento, aunque incómodo, tiene un propósito más profundo en nuestra vida espiritual. Nos muestra que hay algo que debemos cambiar, algo que Dios quiere que veamos. A veces, ese dolor nos invita a dejar atrás hábitos o pensamientos que nos están dañando y alejando de nuestra paz interior. Pero recuerda, el dolor no es eterno. Dios nos ha prometido que, después del sufrimiento, también hay gozo. Así como el dolor físico nos enseña a cuidarnos mejor, el dolor espiritual nos acerca más a Dios, permitiéndonos depender de Él y encontrar consuelo en Su amor. En esos momentos de dificultad, no te alejes de Él; en cambio, busca Su consuelo y fortaleza, sabiendo que después de la tormenta siempre llega la calma.


Dios te habla

Hijo, sé que el dolor no es fácil de llevar. En medio de tu sufrimiento, te preguntas por qué tiene que ser así. Pero quiero que entiendas que el dolor, aunque incómodo, es mi manera de hacerte detener y reflexionar. Así como el dolor físico te protege de hacerte daño, el dolor emocional te señala las áreas en las que necesitas trabajar. No estás solo en esto. Yo estoy contigo en cada momento, enseñándote que, aunque ahora sientas tristeza, más adelante podrás experimentar alegría. Confía en mí y en el proceso, porque cada lágrima será recompensada con una nueva perspectiva y un corazón renovado. No te desanimes, porque lo que sientes ahora es solo una parte del camino hacia tu bienestar.

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TERAPIA DIARIA

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