Terapia del adicto
Reflexión:
Sabes, a veces la vida nos reúne en circunstancias inesperadas. En el camino de la recuperación, no importa de dónde vengamos ni lo que hayamos vivido; lo que nos une es algo más profundo: la experiencia común del dolor, de las luchas, y sobre todo, la esperanza de salir adelante. Así como en ese grupo que se menciona, nos encontramos con personas de todos los ámbitos: desde aquellos que han vivido realidades difíciles hasta otros que quizás no imaginamos ver en este entorno. Al final del día, somos más que nuestras historias de sufrimiento; somos personas que, unidas, compartimos un propósito común: la búsqueda de sanación.
Es importante recordar que en este viaje no estamos solos. Personas que parecían tan diferentes entre sí pueden convertirse en grandes compañeros, en amigos que nos apoyan. La historia que leíste nos enseña que, aunque nuestras vidas hayan sido distintas, todos estamos en la misma barca, buscando salir adelante juntos. Es posible que al principio uno se sienta fuera de lugar, pero pronto te das cuenta de que lo esencial no es de dónde vienes, sino hacia dónde te diriges.
Reflexión con enfoque bíblico:
Si lo pensamos desde la fe, también encontramos en las Escrituras una enseñanza similar. En Romanos 12:5, se nos recuerda que «así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.» La comunidad de personas que recorren este camino es un reflejo de esa unidad. Aunque nuestras experiencias sean diferentes, nos fortalecemos mutuamente en nuestra lucha, sabiendo que Dios está presente en cada paso.
En este proceso de recuperación, la gracia de Dios nos envuelve. Jesús mismo se acercaba a aquellos que eran marginados, aquellos que sentían que no encajaban. Él nos da el ejemplo de compasión y de amor incondicional. La adicción no define nuestro valor a los ojos de Dios; lo que importa es nuestra voluntad de cambiar, de buscarle a Él como fuente de fortaleza. En Mateo 11:28, Jesús nos dice: «Vengan a mí todos los que están cansados y cargados, y yo los haré descansar». Este es un recordatorio de que podemos entregar nuestras cargas a Dios, sabiendo que en Él encontramos paz y consuelo.
Afirmación para hoy:
Repite conmigo:
«Hoy me permito ser parte de algo más grande que yo. Me abro a la sanación y al amor compartido, reconociendo que no estoy solo. Confío en que Dios camina a mi lado, y en su presencia encuentro la fuerza para continuar mi camino de recuperación.»
Invitación a recibir apoyo diario:
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Oración: Padre celestial, hoy reconozco que soy una persona en recuperación. Sé que no puedo caminar este camino solo, y te doy gracias por darme la oportunidad de sanar, por las personas que pones a mi lado para apoyarme, y por tu amor incondicional. Te pido que me des la fortaleza para seguir adelante cada día, confiando en que Tú eres mi roca y mi refugio. Ayúdame a mantener la fe, a encontrar paz en tu presencia y a ser una luz para otros que también están en su proceso de sanación. Amén.